Comentario
En el Tahuantinsuyu no era extraño que la mujer gozara de poder político. Tenemos algunas referencias de la etapa virreinal que nos hablan de mujeres curacas, que heredaban señorío de sus padres, o ejercían el mismo a la muerte de su marido.
Además de las mujeres que por ellas mismas detentaran un poder político, al frente de un curacazgo, otra manera de vincularlas al poder era precisamente a través de los matrimonios concertados por el Inca. Efectivamente, una de las maneras con las que el Inca premiaba fidelidad, o estrechaba lazos con señores del Tahuantinsuyu, era la entrega de mujeres para el matrimonio.
Era muy frecuente el intercambio de mujeres entre el Inca y los señores para sellar alianzas. Cuenta Murúa cómo el Inca Huayna Capac, para contentar a su capitán Mihi, que intentó rebelarse, le entregó por mujer a una india principal. El número de indias entregadas por el Inca, a través de sus funcionarios, dependía de la dignidad del señor al que eran destinadas. Igualmente variaba la categoría de las mujeres ofrecidas, según fuera mayor o menor la importancia del señor.